Cuáles son las demandas de la Huelga de Alquileres:
Más de 200 organizaciones nos unimos en esta huelga de alquileres para exigir al Gobierno medidas que cubran los derechos más básicos durante el confinamiento.
Las demandas son claras:
– Suspensión de los pagos del alquiler e hipotecarios a la vivienda habitual y locales de pequeños comercios. También la condonación de las deudas inquilinas e hipotecarias contraídas a raíz de la pandemia. Es necesario aliviar la asfixia económica de la población. Además, hay más de tres millones de trabajadores autónomos en todo el Estado que tienen bajada la verja de sus comercios.
En este aspecto, también interpelamos a la responsabilidad social de los arrendadores, teniendo en cuenta de las ventajas fiscales de las que disfrutan y pagamos entre todos.
– Suspensión del pago de los suministros básicos de agua, luz y gas. Hablamos de servicios básicos para garantizar la vida de las familias. Endesa, Iberdrola y Naturgy cosecharon más de 5.700 millones de beneficios en el último año. Lo que supone que el encarecimiento de las facturas aumentó 35 veces más que el consumo de energía.
– Poner las viviendas vacías a disposición de las personas que no disponen de una. Hay más de 35.000 personas sin hogar que necesitan una vivienda.
Sin embargo, no nos quedamos aquí.
Somos conscientes de que las consecuencias socioeconómicas se mantendrán más allá del confinamiento.
Por ello, nos adelantamos a este contexto proponiendo soluciones post-confinamiento:
– Mantener la suspensión del pago del alquiler el tiempo que sea necesario a aquellas personas en situación de vulnerabilidad.
– Suspensión indefinida de los desahucios y persecución de los desahucios ilegales. No aceptamos que vuelvan los desalojos tras el confinamiento. Antes de la pandemia, el número de desahuciosdesalojos que se había alcanzado desde 2008 ya superaba el millón de desahucios.
– Regulación del precio del alquiler. Ingresos bajos frente a precios altos es la fórmula de la asfixia económica. EAdemás, exigimos la bajada inmediata del precio del alquiler y que este vaya ligado a la renta disponible de los hogares. Los contratos de alquiler tienen que ser estables, que se renueven de manera automática, y se ponga fin así a la actual precariedad e incertidumbre.
– Que no se retroceda en medidas de protección tomadas durante el confinamiento. Manteniendo el alta de los suministros básicos a las personas vulnerables, el régimen de viviendas de alquiler para pisos turísticos y sustentar la moratoria de desahucios.
– Compromiso de no tomar represalias contra las huelguistas. Prohibiendo las demandas por impago a las inquilinas que se hayan unido a la huelga.
– Expropiación de pisos a fondo buitres y bancos. Debemos corresponsabilizar a aquellos actores que han hecho negocio con unel bien de primera necesidad como es la vivienda. Fondos buitres y bancos deben contribuir conproporcionar en dotar recursos para superar las consecuencias habitacionales de la pandemia. Recordemos que la banca fue rescatada con más de 65.000 millones de dinero público y los fondos buitre son maquinarias de evasión fiscal.
Hay que acabar con la lógica perversa de que las crisis sean sufragadas con recursos públicos. Durante esta pandemia ha quedado patente que necesitamos unos servicios públicos fuertes. Conceder privilegios a las grandes fortunas inmobiliarias mientras se recortan derechos sociales ha puesto nuestras vidas en riesgo. Las entidades financieras y los grandes propietarios de este país tienen que arrimar el hombro.
Los fondos buitre, socimi, bancos e inmobiliarias no van a tener problemas en asumir los costes de la suspensión de los alquileres. En relación a los arrendadores que tienen un única vivienda en propiedad y necesiten estos ingresos para cubrir sus necesidades básicas, también deben estar amparados por el Gobierno, como ya están haciendo a otros sectores.
Es la hora de rescatar a las personas. Es el momento de confinar privilegios. La suspensión del pago de los alquileres es el primer paso necesario para devolver la función social a la vivienda y superar las consecuencias sociales de la pandemia.
Si el Gobierno no escucha, nosotras nos organizamos.